miércoles, 13 de mayo de 2009

Mujer trabajadora y responsable del entorno

Por: María Candelaria Navas
Investigadora y docente de la Facultad de Ciencias y Humanidades de la Universidad de El Salvador

A mediados de los años 80s la teoría feminista y de género descubrió lo que se ha dado en llamar “la caja negra” de la opresión femenina y desigualdad de género; en qué consistió dicho descubrimiento, justamente en que de manera fundamentada se logró separar lo público de lo privado, lo productivo de lo reproductivo, el trabajo remunerado y el trabajo no remunerado, los quehaceres femeninos y los quehaceres masculinos, categorías como división genérica del trabajo adquieren relevancia; han transcurrido más de veinte años y nos encontramos ahora que los conocimiento sobre estos temas se han ampliado y diversificado.

Así por ejemplo, este foro nos convoca a debatir sobre la mujer trabajadora y responsable del entorno y este mismo tema ha sido abordado desde distintas perspectivas teniendo a la base las categorías antes señaladas, por lo tanto es un tema multifacético y pluri- dimensional. Desde la perspectiva de la sociología de género y tomando en consideración la realidad salvadoreña me propongo abordar dos temáticas íntimamente relacionadas entre sí: las transformaciones en las familias salvadoreñas, si hablamos del entorno inmediato, estaremos refiriéndonos al hogar entendido este como el espacio donde habitan los integrantes de una familia; y el cuidado, el trabajo doméstico no remunerado y la igualdad de género.

Como sabemos la familia es la unidad básica de la sociedad y debe ser atendida mediante leyes y políticas apropiadas. La familia desempeña importantes funciones socioeconómicas y culturales, entre las funciones concretas de la familia cabe señalar la de establecer lazos emocionales, económicos y sociales entre sus miembros, proporcionar un marco para la procreación y las relaciones sexuales entre la pareja; proteger sus miembros, darles un nombre y una condición, especialmente a los hijos e hijas; dar atención básica, así como propiciar la socialización y la educación de niñas y niños.

La familia no es una unidad homogénea, lo que indica que no todas las familias están integradas de igual manera. Existe una variedad de ellas; la prevalencia de distintos tipos de familias, sus características sociodemográficas y las formas de organización hogareña y familiar varían con el tiempo y de acuerdo con las transformaciones económicas, demográficas y culturales del contexto social.

La familia ha sido sometida a transformaciones radicales durante los últimos dos decenios en lo que respecta a su formación y su estructura debido a la evolución demográfica y socio-económica. De allí que hablemos de familias nucleares, extensas, unipersonales y ahora de familia transnacional y otros/as autores de familia trans-fronteriza, en donde juega papel importante la jefatura de hogar femenina.

Uno de los planteamientos básicos en las distintas corrientes teóricas de la sociología de la familia es la interrelación que existe entre esta institución social y la dinámica macrosocial, la cual opera en dos sentidos. La familia está sujeta a procesos de cambio que resultan tanto de su dinámica interna como de las transformaciones que experimenta la sociedad en su conjunto y se espera que dichos cambios actúen en el mediano y/o largo plazo sobre el orden social imprimiéndole transformaciones más o menos profundas.

De modo que el estudio de esta interrelación nos permitiría comprender no solamente y de mejor manera los cambios que se van gestando en el sistema familiar sino también anticipar y comprender otro tipo de cambios en la sociedad que pueden darse más allá del ámbito familiar, pero que están vinculados a cambios en la familia.

El rol de la mujer en la familia tiene funciones tanto para la sociedad como para los individuos que la forman. Estas funciones no han sido valoradas, ni dimensionadas en términos de la contribución que ofrecen al conglomerado social, a saber: las funciones de procreación, cuidado y crianza de los hijos e hijas están garantizadas en la sociedad gracias a las mujeres.

En la transmisión de principios y valores morales las mujeres son generalmente las portadoras de los códigos que forjan el carácter y personalidad de niñas y niños. La socialización de niñas y niños requiere una disposición de ánimos, energías y entusiasmo cotidiano que las mujeres deben tener, lo cual significa un desgaste emocional y psíquico, pocas veces reconocido. Se sublima pero no se dimensiona.
La preservación y configuración del núcleo familiar, en cuanto institución y célula básica de integración social, depende fundamentalmente de las mujeres. El núcleo familiar gira en torno a ella; ya sea una familia convencional, nuclear o extensa o producto de “arreglos familiares”, se mantiene gracias al sentido de cohesión que impone su rol social.

El tema de la familia en El Salvador es llevado y traído, se considera de importancia, todo mundo habla de él, pero es un tema que no ha sido estudiado, según constatación ya expresada por numerosos investigadores e investigadoras (Andrade:1998; Fauné: 1996; Baró: 1988).
Persisten los estereotipos que la idealizan como monógama, patriarcal, matricéntrica y estable, según los cuales la madre es “el centro del hogar”, el padre es el proveedor externo y “la crianza y educación de los hijos ( en especial en los primeros años) es sobretodo responsabilidad de la madre”.Últimamente se ha generalizado la idea de que la delincuencia, las pandillas, las maras, y casi todos los males socioeconómicos del país se deben a la “desintegración familiar”.

Sin embargo, los estudios así como el trabajo social y político de las organizaciones de mujeres y mixtas, no gubernamentales, se han enfocado principalmente en la violencia intrafamiliar que sufren mujeres, niñas y niños; en el apoyo a las mujeres jefas de hogar con la cuota alimenticia ; en la atención a mujeres pobres del área rural y suburbana respecto a sus necesidades prácticas y, en alguna medida, en los intereses estratégicos, de participación social y política, pero no a visibilizar y cuestionar el papel de la mujer en el contexto familiar.

Sin embargo, afirma Catherine Andrade (1998: 110), el tema de la familia salvadoreña y sus verdaderos matices con diferentes tipos de jefatura es todavía desconocido en El Salvador, dado que hay ausencia de estudios cuantitativos y cualitativos sobre el tema. Existen historias anecdóticas y posturas políticas, pero no un estudio a profundidad. hay falta de información cuantitativa y cualitativa, especialmente por el énfasis en la “desintegración de la familia”, que es atribuida a todos los males socioeconómicos de el salvador.

Las familias salvadoreñas deberán verse entonces como unidades dinámicas en pleno proceso de transformación, reestructuración y reacomodo en sus funciones y patrones. las tipologías de : “familia nuclear”, bi/parental, estable, monógama, o de “familia extendida o extensa” modelos reconocidos en el discurso oficial como predominantes en El Salvador, no dan cuenta realmente de los nuevos tipos emergentes de familia.

Desde la perspectiva de la sociología de género es urgente actualizar las transformaciones que han tenido las familias salvadoreñas y las tipologías que se han generado de las mismas, porque es justamente en ese entorno que desempeñan las mujeres trabajadoras los tres niveles del trabajo reproductivo como su responsabilidad histórica.

El sistema patriarcal atribuye a las mujeres de la familia la responsabilidad del cuidado el cual tiene que ver con la nutrición, la alimentación, la salud y el desarrollo personal. Involucra dimensiones psicológicas y afectivas imprescindibles para la vida e involucra a todos los seres humanos. Las sociedades han organizado las actividades de cuidado dentro de la familia y fuera de ella.

Las labores de cuidado han sido asociadas con las mujeres bajo el supuesto cultural de que ellas tienden a crear redes mientras los hombres tienden a desarrollar sus capacidades individuales.

Hay una creciente preocupación por el trabajo del cuidado ya que está asociado a la expansión de ciertos fenómenos como la creciente incorporación de las mujeres al mercado laboral, el desempleo y marginación de personas que incrementa la dependencia del trabajo no remunerado y en especial a los desafíos derivados de las nuevas estructuras demográficas y los cambios en las familias.

El cuidado es un trabajo que, como todos, implica tiempo y conocimientos .En el marco de la familia, su carácter , a la vez es obligatorio y desinteresado le otorga una dimensión moral y emocional, inclusive se habla de la ética del cuidado. El cuidado de los hijos, los enfermos y las personas de edad son una responsabilidad que recae desproporcionadamente sobre la mujer debido a la falta de igualdad y a la distribución desequilibrada del trabajo remunerado y no remunerado entre la mujer y el hombre.

Fuera del marco familiar, el trabajo del cuidado está marcado por la relación de servicio y asistencia. Lo que unifica la noción de cuidado es que se trata de una tarea esencialmente realizada por mujeres, ya sea dentro de la familia o fuera de ella, y se trata de una tarea esencialmente realizada por mujeres. De allí que cuidado y feminidad son dos caras de la misma moneda.

Consecuencias que produce la actual organización y división sexual del trabajo

• Las mujeres principalmente se encuentran con las siguientes limitaciones

• La invisibilización y desvalorización social del trabajo doméstico califica a las mujeres como no ocupadas laboralmente, no productivas o inactivas.

• Las mujeres se incorporan sin igualdad de oportunidades a un mercado de trabajo organizado desde la óptica masculina.

• Aún cuando las mujeres se han incorporado al mercado laboral, ya sea por satisfacción personal o debido a las necesidades económicas personales y familiares, no se ha producido una redistribución del trabajo reproductivo, lo cual hace que miles de mujeres realicen una doble o hasta triple jornada.

• Entrar al mercado de trabajo con obligaciones y responsabilidades exclusivas en el trabajo reproductivo coloca a las mujeres en desventaja en relación con los hombres propiciando:

• Mayor concentración en los empleos a tiempo parcial para conciliar el trabajo asalariado con las actividades domésticas.

• Concentración en sectores ocupacionales con los más bajos salarios y muchas veces sin prestaciones (ISSS y AFP).

• La poca cualificación o preparación les lleva a tener menos oportunidades de ascensos, a sufrir inestabilidad laboral y precariedad.

• En un mercado laboral que sigue tratando a las mujeres de manera diferente y con discriminación, el salario percibido es aproximadamente entre 15% y 25% menor que el de los hombres, aún cuando realicen actividades similares.

Cómo reconocer el trabajo del cuidado que realizan las mujeres
Es importante que hombres y mujeres tomen conciencia del aporte de las mujeres a la economía familiar y al desarrollo del país, a través del trabajo reproductivo realizado por las mujeres.

Se necesita de una nueva lectura del trabajo y de la reproducción, revalorarlos; reinventar y aprender de la corresponsabilidad en la estructura de la familia, la comunidad y la sociedad.

Promover la participación, el empoderamiento y el ejercicio pleno requieren del compromiso de las instancias del Estado en la adopción de políticas, planes y programas, de las comunidades, de las familias, de las organizaciones…etc. De otra manera nos seguiremos preguntando por qué tan pocas mujeres participan en la política, por qué las mujeres no quieren participar? Y muchas otras que sirven además de justificación a ese ordenamiento masculino y masculinizado para decir que las mujeres deben seguir en la casa.

Bibliografía

CEPAL
El aporte de las mujeres a la igualdad en América Latina y el Caribe
Reunión Preparatoria Subregional para México y Centroamérica
de la Décima Conferencia Regional sobre la Mujer
de América Latina y el Caribe
Ciudad de Guatemala, 16 y 17 de mayo de 2007

Navas, María Candelaria
Reflexiones sobre: mujer, familia y migracion
Ponencia presentada en la Universidad Tecnológica en la Semana del Migrante realizada en septiembre de 2007

ORMUSA
Análisis del trabajo reproductivo desde la perspectiva de la ciudadanía de las mujeres.
Foro realizado en San Salvador, 7 de marzo de 2008.