viernes, 25 de abril de 2008

¿Qué es el cáncer cervicouterino?

Por: Doctora Violeta Canales de Turcios
Directora de la Clínica de Bienestar Universitario

El cáncer cervicouterino obedece a un cambio en las células que cubren las paredes del cuello uterino (la parte inferior de la matriz que va del útero a la vagina, o el canal de parto). Estas células son inicialmente normales y gradualmente se convierten en precancerosas, manifestándose como lesiones en la pared del útero.

Eventualmente pueden cambiar a células cancerígenas, sin embargo en más del 50% de las mujeres con lesiones pre-cancerosas, las células permanecen benignas (pre-cancerosas). Con frecuencia, en sus etapas iniciales el cáncer cervicouterino no muestra síntomas por lo que a menudo no se detecta hasta que se hace severo.

El factor de riesgo más común del cáncer cervicouterino es la exposición a ciertas variedades del Papillomavirus Humano (HPV).

El HPV es una infección de transmisión sexual (ITS) que en muchos casos es asintomática, dada esta característica del HPV, puede transcurrir mucho tiempo antes de que se detecte.

Factores de riesgo del Cáncer Cervicouterino son:

• No hacerse la prueba de detección de cáncer cervicouterino periódicamente.

• Comenzar las relaciones sexuales a una edad temprana.

• Contraer el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), que debilita el sistema inmunológico de la mujer haciéndola más vulnerable a la infección por el HPV.

• Tener una historia familiar de cáncer cervicouterino.

• Grupo de edad (las mujeres de 30-60 años de edad corren un riesgo mayor y éste también aumenta con la edad.

• Fumar es un factor para que se de el cáncer cervicouterino.

• Estado socio-económico (las tasas de mortalidad e incidencia son más elevadas entre mujeres pobres ya que ellas no tienen acceso a los servicios de diagnóstico y tratamiento).


Planteamiento del cáncer cervicouterino

El cáncer cervicouterino es uno de los tipos de cáncer más fáciles de detectar y prevenir debido a que su desarrollo es gradual. Por lo tanto, el examen periódico lo puede detectar antes de que se propague.

Este tipo de cáncer es más visible, por ejemplo, el cáncer de mama, en lugar de tener que observar las células mediante rayos X o biopsia, el ginecólogo o ginecóloga puede raspar el interior del cuello uterino y analizar las células utilizando un microscopio.

La prevención es la herramienta más importante en la lucha contra el cáncer cervicouterino, esto representa desafíos importantes para las mujeres, especialmente las de escasos recursos económicos.

No todas la mujeres, en particular las de países en desarrollo, tienen acceso a los servicios de salud gratuitos, o no tienen dinero para pagar los análisis. Además, si estos servicios están disponibles probablemente están en los centros urbanos, limitando su acceso a las mujeres que viven en zonas rurales.

Comúnmente, la mujer le da prioridad a la salud de su familia que a la propia. Si hay dinero para servicios médicos, ella lo gastará en sus hijos e hijas y no en sí misma.

El Cáncer cervicouterino – Hechos y datos
Globalmente se calcula que cada año se diagnostican 466.000 nuevos casos de cáncer cervicouterino. Cada año 231.000 mujeres mueren de cáncer cervicouterino. El 80% de ellas proceden de países en desarrollo.

Se calcula que la prueba del cáncer cervicouterino de la mujer cada cinco años tiene un costo de alrededor de 100 dólares en los Estados Unidos.

Las experiencias negativas con médicos u otros profesionales de la salud en general pueden también ser un impedimento a someterse a los exámenes periódicos que se deben de realizar.

En Latinoamérica los exámenes normalmente tienden a estar vinculados a los programas de planificación familiar, beneficiando primordialmente a mujeres menores de 30 años. Dado que el grupo de mujeres que corre el mayor riesgo de cáncer cervicouterino es de 25-60 años de edad, estos programas no son muy eficaces.

La falta de información sobre el procedimiento, o el temor a los resultados puede disuadir a la mujer de hacerse los exámenes periódicos. La incidencia y la severidad de una enfermedad tan fácilmente detectable y prevenible debería convertirse en un llamado a la acción para los profesionales de la salud, formuladores de políticas y las defensoras de género.

El mensaje sobre el cáncer cervicouterino debería darle prioridad a los aspectos de prevención y no al tratamiento de la enfermedad y sus consecuencias. Donde existan se deben estimular los programas de pruebas para detectar el cáncer cervicouterino y las mujeres deben ser informadas ampliamente acerca del procedimiento y sus beneficios.

La capacidad de la mujer de controlar su salud sexual y reproductiva ha sido una prioridad en la abogacía de género desde hace muchos años. Ahora también debe convertirse en una prioridad de salud pública no sólo para la protección contra el HPV y el cáncer cervicouterino, sino también para reducir la propagación del VIH/SIDA y otras ETS.

Los médicos y médicas y demás profesionales de la salud deben ser capacitados para reconocer que el género y el lugar de la mujer en la sociedad tienen un impacto profundo en su salud y en la atención que recibe.

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