jueves, 15 de mayo de 2008

Hablar de salud sexual y salud reproductiva es hablar de derechos humanos y desarrollo humano.

Por: Margarita Rivas
Licenciada en Fisioterapia y Terapia Ocupacional
Maestra en Educación en Salud Sexual y Reproductiva.

Posibilitar un mejor nivel en la calidad de vida de las sociedades, tiene como pilares fundamentales el respeto y efectivo ejercicio de los derechos humanos fundamentales y entre ellos, “Los más Humanos de todos los Derechos”(1) que son los derechos sexuales y los derechos reproductivos, en el sentido que el concepto de salud implica además de otros aspectos, el considerar la dimensión sexual de la persona y la Salud Sexual y Reproductiva es un factor que influye directamente en la calidad de vida de personal y de los grupos sociales.

La sexualidad humana también es construcción social, puesto que incluye el género y es normatizada a través de valores, actitudes, roles prácticas o características culturales basadas en el sexo; la interacción en aspectos biológicos, psicológicos, sociales y culturales; “el como se viva”, puede repercutir en bienestar social e individual o a mantener condiciones de pobreza e inequidad.

Los indicadores que miden la salud sexual y reproductiva, tienen que ver con la disminución de los índices de mortalidad materna e infantil, que en El Salvador es uno de los más altos en Latinoamérica; al mismo tiempo, la garantía a la libre elección en los aspectos de planificación familiar, obteniendo la información segura y el acceso a los métodos que posibilitan la maternidad sin riesgo (en El Salvador 30 de cada 100 partos reportados en las estadísticas oficiales son de mujeres adolescentes entre los 11 y los 19 años de edad)(2).

En algunas zonas rurales las mujeres no asisten a los controles prenatales por diversidad de razones desde considerarlos no necesarios, hasta el dar mayor importancia al cuido de la familia, pasando también por factores de violencia como el no poder decidir por ellas mismas sobre su sexualidad y reproducción sino que es la pareja quien decide o las ideologías tradicionales, y estas a su ves, no reconocen que la maternidad es un derecho de elección libre de la mujer.

La Salud Sexual y Reproductiva además está relacionada con la garantía a una vida libre de violencia en general y de violencia sexual en particular incluyendo la erradicación de la explotación sexual sobre todo la comercial infantil. En un estudio realizado por La Asociación de Mujeres por la Dignidad y la Vida (Las Dignas) en el año 2004 se encontró que el 85.9% de los crímenes hacia las mujeres son de naturaleza sexual.

Otros derechos que posibilitan la Salud Sexual y Reproductiva son la decisión libre para contraer o no matrimonio, un divorcio, formar pareja de acuerdo a la orientación sexual de las personas con el debido respeto a la diversidad, el cumplimiento de la paternidad y maternidad responsables, el acceso a educación sexual libre de prejuicios y fundamentalismos ideológicos y basada en información científica, considerando la sexualidad humana como un potencial positivo en la vida de las personas; la educación en la prevención de infecciones de transmisión sexual incluyendo VIH/SIDA.

La epidemia es un verdadero problema en el país, a diciembre de 2004 se contabilizaban 6,902 casos de personas con SIDA y 7,816 casos de VIH con un movimiento hacia la feminización de la infección ya que la relación hombre/mujer era de 1.5 hombres por 1 mujer (3).

El panorama nacional para la Salud Sexual y Reproductiva no mejorará si prevalece en nuestra cultura un ejercicio desigual del poder entre hombres y mujeres, si predominan prejuicios y mitos culturales que desvalorizan lo femenino frente a lo masculino, si se continúa con la distorsión de la sexualidad humana, difundiendo y transmitiendo la idea de objetivización del cuerpo de la mujer, valorándola por un lado como objeto sexual y por otro sublimizando los aspectos reproductivos de la mujer, responsabilizándola únicamente a ella del cuidado de hijos, hijas, ancianos/as, enfermos/as y sin el reconocimiento del aporte a la economía familiar y del estado de los roles reproductivos asignados.

Los programas de estado, las políticas públicas e institucionales especialmente de las instituciones educativas, deben tomar parte activa en el cambio cultural que se requiere. A la Universidad Pública le compete también fomentar la libertad de pensamiento y de conciencia, informar y formar con criterios científicos; por lo que a su interior también debe trabajar por el cambio cultural que posibilite espacios de igualdad de oportunidades y derechos entre los géneros. Formar a sus estudiantes y docentes con una mentalidad abierta y opuesta a cualquier discriminación y violencia es una tarea de todas y todos dentro de la universidad.
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(1) María Ladi Londoño Echeverri. Derechos Sexuales y Derechos Reproductivos: Los más Humanos de Todos los Derechos.
(2) MSPAS
(3) IBID

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