Por: Ana Silvia Ortiz Gómez
Antropóloga, actualmente investigadora del Instituto de Estudios Históricos, Antropológicos y Arqueológi-cos de la Universidad de El Salvador
En la Universidad de El Salvador en tanto institución eminentemente académica y rectora de la educación superior en el país, no se puede seguir ignorando y desdeñando el aporte de los estudios feministas al análisis y transformación de la compleja realidad sociocultural, económica, política y ambiental local, nacional y de la región centroamericana en su conjunto.
En El Salvador en las últimas décadas empieza a reconocerse el aporte invaluable del movimiento feminista y de mujeres como sujeto político con capacidad de análisis y definición de propuestas para la democratización de la sociedad salvadoreña.
Sin duda, resultado del accionar político de las mujeres organizadas es la creciente valoración social de la importancia de su participación en condiciones de equidad en las diferentes esferas de toma de decisiones de la vida social, los cambios en la legislación sobre violencia intrafamiliar, el derecho a la cuota alimentaria, el reconocimiento y valoración del trabajo doméstico y cuidado de los hijos e hijas.
Así también, la creación y aprobación de políticas municipales para la equidad de género, promoción y defensa de los derechos sexuales y reproductivos, las diversas estrategias para la defensa de los derechos laborales en el marco de los proceso de integración centroamericana y de apertura comercial, así como para el empoderamiento de las mujeres rurales en el desarrollo local y regional, entre muchos otros temas.
Los estudios feministas al cuestionar la “naturalización” y el carácter inevitable de la dominación masculina sobre las mujeres y develarla como una dimensión de la desigualdad social, impugnar al racionalismo occidental y la visión androcéntrica del mundo, han contribuido a trastocar los paradigmas predominantes de la teoría social.
Al acuñar diversos instrumentos de análisis de la realidad social y de herramientas movilizadoras en la práctica política, han contribuido a los cambios, hasta ahora insuficientes, en las formas de pensar y actuar de las mujeres y hombres, así como en la ética de las relaciones sociales.
Cabe destacar que en la Universidad de El Salvador existe una generación de académicas feministas y no feministas con una larga trayectoria de lucha social y de compromiso con la democratización de la vida nacional, pero también de los diferentes ámbitos universitarios.
En mucho, gracias al esfuerzo de estas mujeres, a la visión de alto desarrollo académico y progresista del rectorado de la Doctora María Isabel Rodríguez y por acuerdo del Consejo Superior Universitario del 26 de agosto del 2004 y del 24 de mayo de 2007, esta casa de estudios cuenta con un Centro de Estudios de Género (CEG-UES) y una Política de Equidad de Género.
El CEG-UES se concibe como un espacio institucional garante y promotor de la Política de Equidad de Género tendiente a promover acciones docentes, investigativas y de proyección social con el fin de eliminar cualquier forma de discriminación hacia las mujeres, en la comunidad universitaria y en la sociedad salvadoreña en general, así como ente generador de relaciones con otras instituciones nacionales e internacionales que trabajen por la igualdad, la equidad de género y la dignidad humana en nuestro país.
Si bien es de reconocer el creciente interés de docentes, investigadoras, alumnas, trabajadoras, profesionales egresadas y de algunas autoridades universitarias actuales por consolidar ésta unidad y dar vida a la política de equidad de género, hasta ahora y no obstante su importante función, se carece de un presupuesto acorde a sus objetivos y de asignación de plazas de trabajo.
Sea pues este un llamado respetuoso a las actuales autoridades universitarias para que desde su rol de liderazgo se dote al Centro de Estudios de Género con el presupuesto necesario y plazas de trabajo para desempeñar su papel protagónico en la transformación de la conciencia crítica y propositiva de la comunidad universitaria y de la sociedad salvadoreña en su conjunto.
Antropóloga, actualmente investigadora del Instituto de Estudios Históricos, Antropológicos y Arqueológi-cos de la Universidad de El Salvador
En la Universidad de El Salvador en tanto institución eminentemente académica y rectora de la educación superior en el país, no se puede seguir ignorando y desdeñando el aporte de los estudios feministas al análisis y transformación de la compleja realidad sociocultural, económica, política y ambiental local, nacional y de la región centroamericana en su conjunto.
En El Salvador en las últimas décadas empieza a reconocerse el aporte invaluable del movimiento feminista y de mujeres como sujeto político con capacidad de análisis y definición de propuestas para la democratización de la sociedad salvadoreña.
Sin duda, resultado del accionar político de las mujeres organizadas es la creciente valoración social de la importancia de su participación en condiciones de equidad en las diferentes esferas de toma de decisiones de la vida social, los cambios en la legislación sobre violencia intrafamiliar, el derecho a la cuota alimentaria, el reconocimiento y valoración del trabajo doméstico y cuidado de los hijos e hijas.
Así también, la creación y aprobación de políticas municipales para la equidad de género, promoción y defensa de los derechos sexuales y reproductivos, las diversas estrategias para la defensa de los derechos laborales en el marco de los proceso de integración centroamericana y de apertura comercial, así como para el empoderamiento de las mujeres rurales en el desarrollo local y regional, entre muchos otros temas.
Los estudios feministas al cuestionar la “naturalización” y el carácter inevitable de la dominación masculina sobre las mujeres y develarla como una dimensión de la desigualdad social, impugnar al racionalismo occidental y la visión androcéntrica del mundo, han contribuido a trastocar los paradigmas predominantes de la teoría social.
Al acuñar diversos instrumentos de análisis de la realidad social y de herramientas movilizadoras en la práctica política, han contribuido a los cambios, hasta ahora insuficientes, en las formas de pensar y actuar de las mujeres y hombres, así como en la ética de las relaciones sociales.
Cabe destacar que en la Universidad de El Salvador existe una generación de académicas feministas y no feministas con una larga trayectoria de lucha social y de compromiso con la democratización de la vida nacional, pero también de los diferentes ámbitos universitarios.
En mucho, gracias al esfuerzo de estas mujeres, a la visión de alto desarrollo académico y progresista del rectorado de la Doctora María Isabel Rodríguez y por acuerdo del Consejo Superior Universitario del 26 de agosto del 2004 y del 24 de mayo de 2007, esta casa de estudios cuenta con un Centro de Estudios de Género (CEG-UES) y una Política de Equidad de Género.
El CEG-UES se concibe como un espacio institucional garante y promotor de la Política de Equidad de Género tendiente a promover acciones docentes, investigativas y de proyección social con el fin de eliminar cualquier forma de discriminación hacia las mujeres, en la comunidad universitaria y en la sociedad salvadoreña en general, así como ente generador de relaciones con otras instituciones nacionales e internacionales que trabajen por la igualdad, la equidad de género y la dignidad humana en nuestro país.
Si bien es de reconocer el creciente interés de docentes, investigadoras, alumnas, trabajadoras, profesionales egresadas y de algunas autoridades universitarias actuales por consolidar ésta unidad y dar vida a la política de equidad de género, hasta ahora y no obstante su importante función, se carece de un presupuesto acorde a sus objetivos y de asignación de plazas de trabajo.
Sea pues este un llamado respetuoso a las actuales autoridades universitarias para que desde su rol de liderazgo se dote al Centro de Estudios de Género con el presupuesto necesario y plazas de trabajo para desempeñar su papel protagónico en la transformación de la conciencia crítica y propositiva de la comunidad universitaria y de la sociedad salvadoreña en su conjunto.
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